RUTA ARQUEOLÓGICA-NATURAL: OS CASTELOS-PÍA DA MOURA - ENTRIMO


El monte de los Castelos o de Caúños, se yergue entre los ríos Limia y Pacín, formando un cordal montañoso que se distribuye de norte a sur, con grandes colinas que presentan fuertes caídas hacia el río. 
 



Se distribuyen en el paisaje varios afloramientos rocosos prominentes descarnados por la constante erosión de los agentes atmosféricos.


Destacan como más pronunciados: el Coto de la Pía da Moura; el de la Buraca da Moura; el das Ferradas y el de los Caúños, todos formados por grandes peñascos de granito y bolos concentrados.

Para realizar este hermoso recorrido por la historia de Entrimo, donde se mezclan armoniosamente vegetación; patrimonio y paisaje, partiremos de la carretera entre Olín y el ÁREA DE OCIO DE LAS PERDICES. A la derecha, en el arranque de una ancha pista de tierra, nos toparemos con un gran panel informativo sobre la Ruta.




Ascendiendo por dicha pista pasaremos junto al Penedo dos Caúños hasta un cruzamiento con una amplia visual del Valle del río Límia.





Continuando por el camino de la izquierda, pronto divisaremos el CASTELO DA PÍA DA MOURA, al que se acede serpenteando entre árboles y bolos graníticos. 

 





Asentamiento ubicado en una destacada colina, coronada por un tremendo peñasco granítico con espectaculares vistas del ParqueInternacional Peneda-Gerês
 




Las características del entorno, su posición dominante y los restos constructivos, indican que se trata de un castillo rocoso de la Edad Media, con una pila en forma de cubo abierta en la roca, que le da nombre a la fortaleza.
 

La fortificación aprovecha las defensas naturales del prominente afloramiento rocoso en el que se erguía una potente Torre, en la base, se perciben los rebajes en la roca para asentar los sillares, hoy dispersos por la ladera del monte.  

En el centro de lo que sería la construcción (hoy completamente desaparecida), se distinguen las escaleras de acceso a la Torre, los dos aljibes y diferentes cuevas entre las rocas que pudieron funcionar como abrigos naturales

ESCALERAS
 



En el área del castillo se encontraron restos de cerámica y monedas acuñadas en las Cecas de Enrique II y Juan I, cuyos reinados acaecieron en el S. XIV. En esa época las fronteras entre España y Portugal mudaban constantemente, un final del medievo convulso, en el que la fortaleza fue destruida, bien por los irmandiños, o bien por los Reyes Católicos, cuando estos ordenaron la castración del Reino de Galicia.

Los Mouros y Mouras son seres mitológicos gallegos a los que nuestros antepasados asignaban: la construcción de los Dólmenes; los Castros; los Castillos; los Puentes; galerías subterráneas y un sinfín de atribuciones fantásticas. Esta Pía da Moura, que sirvió de aljibe para el abastecimiento de agua al castillo, según la LEYENDA, fue trasladada hasta ese lugar por una Moura, que la llevaba sobre su cabeza sin dejar de hilar.


Debemos indagar entre la multitud de recovecos que forman el castillo, alcanzando la cima de la fortaleza, desde la que se contempla una magnífica estampa de la Serra do Xurés.


Sea por la leyenda, o por la peculiar belleza del paisaje que se divisa desde lo alto, pocos son los entrimeños que no hicieron el esfuerzo de subir allí en alguna ocasión.



Volveremos a la pista principal (bastante polvorienta por el paso de vehículos agrícolas), para descender hasta el CASTRO DOS CASTELOS.


Este poblado fortificado de la cultura castreña, se ubica en el Coto das Ferradas, rodeado de un frondoso bosque mixto con abundantes variedades de flora atlántica y mediterránea.


La aparición de múltiples restos arqueológicos de superficie, fundamentalmente cerámicas, llevó a Don Higinio García, en el año 1922 a solicitar permiso de excavación.


Su labor la continuó el Doctor Luis de Castro, quien consideraba que este yacimiento correspondía a un castro romanizado.


Muestra un recinto fortificado con una muralla pétrea que circunvala el asentamiento, adosado contra los afloramientos de bolos graníticos, donde el acceso se establece por el lado Este.


En el interior se distribuían las edificaciones de los pobladores castreños Galaicos, básicamente construcciones de planta circular, ocupadas hacia mediados del primer milenio antes de nuestra era.



La pista que desciende nos devuelve al punto de partida.


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