PR-G14 RUTA DO LOIO, PARADELA

LA RUTA DO LOIO, comienza en la capital del municipio, al lado de las piscinas municipales...



... y termina en la parroquia de San Xoán de Loio, a orillas del padre Miño. 


Se puede hacer tanto a pie como en bicicleta, con una distancia de 7 kilómetros, y una duración de tres horas aproximadamente.




Comenzamos el camino en Ruxidoira, al pie del Muíño do Cabo, aunque también podemos iniciar la ruta desde otros dos puntos: el parque que está detrás del Centro de Salud y desde Rodillón.


A pocos metros de las piscinas, se encuentra un pequeño molino restaurado, el MOLINO DO CABO y el puente del  Molino que cruza el río. 



Continuando en la ruta, ya se oye el rugir de las aguas de la FERVENZA DA RUXIDOIRA... 



...que se puede admirar desde A PONTE DA FERVENZA.



En esta ocasión la cascada llevaba poco caudal, pues además de ser agosto, el tiempo este verano pasado (2016) fue espectacularmente bueno y apenas tuvimos lluvias.



Seguimos el viaje atravesando un entorno paisajístico inigualable, hilera sin fin de árboles de edad, colores verdes e aguas cristalinas, naturaleza en estado puro.
Si tenemos suerte, podemos encontrar en nuestro camino compañeros tan singulares coma son los corzos, los jabalíes, las comadrejas…



Cuando llevamos kilómetro y medio recorrido nos encontramos con el cruce donde se unen los tres caminos: el que llevamos, el de la entrada por el centro de salud de Paradela y el de la entrada por Rodillón. 


Más adelante, a unos metros, podemos descansar para beber algo de agua fresca en la Fuente situada a 150 metros del paseo a mano izquierda. Continuando el viaje pasamos a pocos metros del Molino de Pías (150 metros por la derecha bajando hasta el río). 


De vuelta en la senda, vamos en busca del Loio, hasta cruzarlo en la PONTE DA RETORTA.




Lamentablemente para mí, en este punto me tuve que dar la vuelta, pues cuando llegue al inicio de la ruta ya era demasiado tarde para realizarla entera, me queda pendiente para otra ocasión, pues merece la pena recorrer este magnífico enclave. 


El camino continúa entre almendros, sauces y robles, además de los emblemáticos y amenazados acebos, hasta llegar al kilómetro 1,9 donde se observa un imponente Roble Milenario, al pie de la ruta. Seguimos descendiendo hacia el río para llegar al Molino da Retorta, cruzando la Ponte do Muíño da Retorta. Este es el más grande de los molinos que hay en la ruta, con cuatro piedras de moler. Allí nos encontraremos con una nueva sorpresa, una cascada. Recorridos ya 2,5 kilómetros de la ruta, entre pastos y fincas antiguas llegamos a la encrucijada que nos llevaría a Suar. Nosotros continuamos la senda de la derecha, por un fermoso camino lleno de encanto, cruzando hermosos bosques de castaños cautivados con el son del río cantarín, hasta acceder a la Ponte de Portocaneiro. A 200 metros a la izquierda de la ruta podemos visitar el Molino de Sucastro, ya llevamos 4100 metros recorridos en los que con algo de suerte divisaríamos varios tipos de pájaros. De  vuelta en la ruta, vamos dejando atrás el Loio hasta llegar a la Capilla de San Berto, Portocaneiro. Pasada esta, Se accede a un hermoso corgo mediante escalones instalados en la pared que nos llevan a un nuevo camino de carro con vistas a lo más profundo de la ribera y al pueblo de Igón. 


De nuevo volvemos a la ruta para avanzar hasta el desvío que nos lleva al lugar de las RUÍNAS DEL MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE LOIO, lugar donde se crea la Orden Militar de los Caballeros de Santiago, 12 caballeros que en el año 1170 hicieron un juramento para proteger a los peregrinos de los asaltos de los infieles. Se conservan únicamente restos de edificaciones y escaleras, así como un sarcófago y la capilla de Sta. María de Loio (Cortes), recientemente restaurada. 



El trecho final de la senda lleva hasta la carretera LU-633, frente a dos restaurantes: El mesón do Loio y Río Loio - Restaurante O Roberto, donde se pueden reponer fuerzas con las anguilas y las truchas, e incluso admirar las impresionantes VISTAS de las aguas de Belesar.
   



Aquí cede sus aguas el Loio al Miño formando unos atractivos meandros, que tuvimos ocasión de ver también desde el MIRADOR DE CABODEVILA, con la Villa de PORTOMARIN al otro lado del Miño.



Es el tramo final de este espectacular río, muy conocido por los pescadores por su calidad y cantidad en capturas de truchas.
  


Respira, siente y toca las maravillas en esta ruta. Escucha las aguas revoltosas de sus cascadas y párate en sus molinos. El río no es rencoroso y aunque nosotros empeoremos su salud, él mejora la nuestra. Disfruta de todas las plantas sin matarlas, ya que son auténticas boticas para nuestra salud. Cada vez que caminas por un sendero estás salvando vidas. No molestes a los animales del bosque, están en su refugio que también es el tuyo. ¿A que no te gustaría que estropeasen tu casa o que te molestasen mientras duermes la siesta? Pues a ellos tampoco. No te dejará indiferente el habitante más anciano de la ruta. Este carballo milenario y sus vecinos habrán escuchado historias de vida, de misterio, divertidas o incluso de amor.....



INFORMACIÓN RECOGIDA DEL SIGUIENTE ENLACE


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