ERMITA DE MONTE TORÁN, VIMIANZO

En la cumbre del pequeño monte de Montetorán (222m), situado en la parte norte de la parroquia de Bamiro, existe una ermita en honor A Nuestra Señora de Montetorán, rodeada de un precioso bosque que hacen un paisaje único, tanto en verano con las copas de los árboles repletos de verdes hojas como en otoño, con las hojas caídas, como si de una alfombra se tratase.


El santuario, uno de tantos que hay por toda Galicia en el alto de la cumbre de un monte o de una colina, por ser considerados lugares satánicos y malditos, normalmente se consagran con la construcción de una pequeña ermita. Esta ermita existía ya a principios del siglo XVII (el cardenal J. del Hoyo la cita en su visita de 1607), pero durante el siglo XVIII sufriría importantes obras de remodelación. El investigador Xosé María Lema Suárez aventura la hipótesis de que quizás esta ermita, junto con la Ermida Vella de Tines y la de Castrobuxán, haya formado parte de una antigua ruta de peregrinación jacobea.


Fue construida en el siglo XVIII con las características propias de este estilo: un presbiterio cuadrangular con techo al centro y una pequeña nave rectangular de menor altura que el presbiterio. Esta última es la parte más antigua de la capilla, datable en la primera mitad del XVIII.


La fachada es de cantería con piezas de corte irregular, pero dispuestas simétricamente alrededor de un eje central vertical imaginario. En este eje se superponen la puerta de entrada; una hornacina con forma de venera en la parte superior, que acoge una imagen de la Piedad;...



... y la espadaña de un sólo cuerpo de dos machones, donde se sitúa una campana protegida por una reja de hierro.




El lugar mágico donde se enclava esta ermita, rodeada por un robledal (carballeira) y por grandes lajas graníticas, hace que sea un lugar de peregrinaje y rituales de cura de dolencias. A ella acuden los enfermos de la cabeza, locos y hasta embrujados para curarse de sus males. Por eso la acompañan numerosos proverbios populares, como “A Montetorán tódolos tolos van”; Primeiro Santa Irena, logo Monte Torán, alegrarvos rapaciñas que veñen as festas do verán”; o que non liga en Monte Torán non liga en todo o verán”; y otro incluso más extendido que viene a decir “quien no encuentra pareja en Montetorán, no lo hará en todo o verán”. 




La festividad de Nuestra Señora de Montetorán se celebra a principios de mayo, cuando los peregrinos llegados de toda la comarca dejan sus exvotos de cera en el santuario y pagan la limosna para que les “baixaren a santa”. Además, la Virgen cura todo tipo de enfermedades y dolencias, por ello, antes o después de subir a la ermita, la tradición manda lavar los miembros enfermos y doloridos en la FUENTE SANTA situada al pie de la colina, y allí dejan los paños mojados a secar al sol en las silveiras.


Dentro del campo que rodea a la ermita hay un CRUCEIRO con una piedad en el anverso de la cruz.



En la parte norte se construyó un pequeño ORATORIO sobre unas grandes piedras, utilizado para la misa de campaña el día de la fiesta y antiguamente también los días de feria.



Se construyó a finales del siglo XIX para poder celebrar la misa los días de la feria da Piroga. Resulta que en la ladera del monte, en el campo de la feria, ya había una ermita dedicada a San Roque (abogado de la peste, para evitar las enfermedades de los animales y de las personas). Allí se celebraba la misa los domingos de mercado para todo aquel que quisiera. Pero el barullo que se formaba entre gritos de compradores, vendedores y animales, hacía imposible que los fieles escucharan la misa como era debido. Y eso para las altas jerarquías no sentaba bien. En 1741 el visitador pastoral dejó constancia del escándalo que se formaba en la feria y lo difícil que era oficiar misas en esas circunstancias. Así que el arzobispado decidió que no se volviera a misar allí, amenazando con la excomunión. La ermita de San Roque da Piroga, después de varios litigios por su propiedad, fue vendida. Por eso hubo que buscar otro lugar para tener misa los domingos de feria, lejos del ruido. Así se decidió levantar este templete en el alto del monte.


La construcción de bloques de granito es de planta casi cuadrada y finaliza en una pirámide con una cruz en la cumbre. En cada cara se abre un vano finalizado en arco de medio punto bajo. En una cara tiene la entrada para acceder al altar, también de piedra. Antiguamente contaba con ventanas.


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